Lo importante es lo que no se ve

Maitreya: El Que Viene

Caminaba por las calles de mi ciudad sin un rumbo fijo, abstraído en mis pensamientos. Los escaparates no conseguían distraerme, ni siquiera los miraba como ayer. La gente parecía ir a un ritmo muy diferente, me sentía parado y todo a mí alrededor giraba como en una noria. No, no era otro día más, éste era particularmente inolvidable.

Un momento antes, quizás una hora o dos, la verdad no sabría decirlo, se me acercó una persona cuyo aspecto me sorprendió. Vestía un traje azul marino, impecable; sombrero de ala ancha del mismo color; alto, sus ojos eran penetrantes, negros; sus facciones marcadas y a la vez dejando translucir una dulzura indescriptible. En un principio se me quedó mirando fijamente sin articular palabra alguna. Seguí en mi pequeño mundo, comencé a andar y él siguió mis pasos en silencio. Ciertamente no me incomodaba, al contrario, resultaba extrañamente agradable. Llegué a una plaza en cuyo centro había un pequeño jardín, me atrajo la atención la placa clavada en una pared con el nombre de ésta: ”Plaza del Encuentro”.
Me distraje con el transitar de los vehículos. Unos niños jugaban junto a un columpio, gritando y saltando, les veía felices. Los árboles estaban repletos de gorriones, oteando la plaza en busca de un poco de alimento.
Mi “acompañante” se sentó a mi lado. Me fijé en sus manos, largas; sus dedos reflejaban años de trabajo, una cicatriz en el dedo índice de su mano izquierda me resultaba familiar, aunque no recordaba porqué.
Un sonido, al principio imperceptible, surgió de él. Silbaba, enseguida lo reconocí, era una melodía que solía escuchar cuando era niño, allá en la pequeña aldea donde nací, en la montaña. La canción describía un mundo perdido más allá del horizonte rodeado de montañas inaccesibles, donde habitaban seres angelicales, éstos se mezclaban entre las gentes de este mundo un día particular del año. En la luna llena de géminis “volaban”, apareciéndose a los humanos y comunicándoles la realidad de su mundo. De cómo cada uno buscaba a un humano en particular año tras año; durante siglos, milenios, volvía hasta que por fin le encontraba. La señal era una pequeña luz que cada humano emitía, una vibración en particular, con un color y una tonalidad concreta, diferente para cada uno, ninguna igual a otra. No había posibilidad de equivocarse y al mismo tiempo, una melodía única aseguraba y confirmaba el encuentro entre el ser angelical y el humano. El encuentro se producía en cada caso de una manera muy particular, según la idiosincrasia de ambos.

Contaba la canción cómo un ángel se apareció a un náufrago. Después de una tormenta, llevaba tres días perdido en una pequeña balsa en la inmensidad del mar, el ángel le encontró arropándole con su cuerpo. Dándole calor el náufrago se durmió.

Despertó en una playa cercana a su hogar, transfigurado en un nuevo ser. Cualidades que desconocía de sí mismo surgían en él, salían a la luz. Los restantes días de su vida los dedicó a la sanación de sus congéneres.
Acabando de recordar, miré a mi alrededor buscando a mi acompañante. Me quedé sorprendido, éste no estaba junto a mí en el banco. Miré por todas partes, me levanté con preocupación buscándole por toda la plaza.

3 comentarios

  1. Antonio R. Miquel.

    La oración para la nueva era dada por nuestro señor Maitreya, es un poderoso mantram de caracter invocativo; donde descubrimos en cada una de sus 7 frases, una intima relación con cada rayo en sucesivo órden, estableciendose así una serie de ideas-clave en relación con el propio rayo y sus cualidades específicas. A continuación la oración de Maitreya. YO SOY EL CREADOR DEL UNIVERSO– YO SOY EL PADRE Y LA MADRE DEL UNIVERSO– TODO VIENE DE MI– TODO REGRESARA A MI– MENTE, ESPIRITU Y CUERPO SON MIS TEMPLOS– PARA QUE EL SER REALICE EN ELLOS– MI SUPREMO SER Y DEVENIR.

    13 mayo, 2013 en 19:27

  2. Antonio R. Miquel.

    Ahora, señalaré los 7 Rayos según el maestro Tibetano: 1- voluntad o poder. propósito. 2 rayo – amor y sabiduria. 3 rayo- inteligencia activa y adaptabilidad. 4 rayo- armonia a traves del conflicto,arte. 5 rayo- ciencia concreta y conocimiento. 6 rayo- devocion e idealismo. y 7 rayo- magia ritual y organización.

    13 mayo, 2013 en 19:37

    • Antonio R. Miquel.

      Por medio de la oración del divino Maitreya, podemos conocer cual es el rayo de nuestra Alma, solo tenemos que invocar y pedirselo a nuestro Ser divino o Alma; de esta forma meditando en la oración, repitiendola física o mentalmente, al decir una frase de la oración, aparecerá una señal o simbolo de luz por ejemplo, que estará asociada a un rayo determinado. pues bién, ese será el Rayo de nuestra Alma. Con la oración también nos sintonizamos con la alta Frecuencia de Amor y Pureza del amado Cristo-Maitreya, el Maestro de Maestros y Señor de Amor. Seria muy importante para todos los discipulos y aspirantes a la entrada de los Misterios Mayores ( que son los misterios del Fuego) que conocieran su Rayo de Alma por Revelación. Mis Bendiciones a todos los hermanos y hermanas. POR EL SAGRADO TETRAGRAMMATON.

      15 mayo, 2013 en 19:13

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